domingo, 15 de abril de 2012

Alfred "Butch" Lee y la Final Four de 1977


Al McGuire, entrenador de los Marquette Warriors no esperaba que su equipo se clasificase para el Gran Baile. De hecho, cuando recibieron la invitación para participar en el “March Madness”, McGuire llevaba ya dos semanas preparando sus vacaciones. Aquel año, había sorprendido a propios y extraños anunciado su retirada al finalizar la temporada tras diez años de éxitos en Milwaukee. Quizás fue por eso que finalmente acabaron siendo escogidos para jugar el torneo final.

En aquel equipo destacaba entre todos un base de raza negra nacido en Puerto Rico. Su nombre era Alfred A. Lee Porter, “Butch”. Era hijo de padres americanos y siendo todavía un niño se mudó a Harlem dejando atrás Santurce. En su etapa en High School se convirtió en uno de los jugadores más destacados del Estado de Nueva York. Jugaba en el prestigioso Dewitt Clinton, donde ya había destacado años atrás una leyenda del baloncesto NBA, Dolph Schayes. Tras un último año brillante donde se llevó numerosos premios acabó siendo reclutado por McGuire.

Butch se hizo rápidamente con el timón de los Warriors. Tal fue su rendimiento que se ofreció para participar con el “Team USA” en los JJOO de 1976 en Montreal. Sin embargo, su entrenador acabó desestimando la proposición y Lee escogió jugar con Puerto Rico. Realizó un papel muy destacado estando a punto de realizar un “upset” contra la propia selección americana. Firmó 35 puntos y 15/18 en tiros de campo, pero finalmente el partido lo ganaron los estadounidenses por un punto, 95-94. Este encuentro parecía ser un deja vú de lo que iba a suceder unos meses más tarde.

En la temporada 1976-77, Lee se convirtió en el máximo anotador de los Warriors. Firmó casi 20 puntos de media, cifra que superó con la llegada de la postemporada. Cincinati fueron los primeros en caer. Los Bearcats estuvieron muy lejos de su nivel y Marqutte se impuso por 66-51. En segunda ronda fue donde llegó el primero de los milagros de la “la Locura de Marzo”. Consiguieron la victoria por un punto (67-66) contra Kansas State. Butch Lee arrasó con 26 puntos en aquel encuentro. Ya en la final regional, Lee se alió con el senior Bo Ellis para anotar la mitad de los puntos de su equipo e imponerse a los Deamon Deacons de Wake Forest por 82 a 68. Habían alcanzado por fin la Final Four.

La Final Four de 1977 estuvo marcada por un acontecimiento: la no presencia de UCLA por primera vez en 10 años. Aparte de Marquette, se postulaban como aspirantes al título UNC Charlotte liderada por el futuro celtic Cedric Maxwell, los Running Rebels de UNLV entrenados por Jerry Tarkanian y los Tar Heels de North Carolina dirigidos por el histórico Dean Smith. Dos de los mejores programas de la época y el que a la postre sería máximo anotador del March Madness eran los rivales a superar aquel año.

El primer partido de la Final Four se saldaría con polémica. Los Warriors se enfrentaban a la universidad de Charlotte y el partido estaba igualado a 49 a falta de tres segundos para el final. El center junior Jerome Whitehead anotó un mate que se le salió del aro. Tras una discusión de los árbitros con los jueces de mesa se dio por válida la canasta y Marquette pasó a la final.

Ya en la final, el boricua se adueñó del partido y lideró la victoria de Marquette con 19 puntos entre los que destacaron siete puntos desde la línea de personal, su gran especialidad. 67-59. McGuire se retiraba como campeón nacional y Lee se convertiría en el mejor jugador de la Final Four. Al año siguiente, “Butch” ganó el premio Naismith como mejor jugador de la NCAA y entraría por segunda vez consecutiva en el primer quinteto All-American.

Acabó siendo drafteado en primera ronda por los Atlanta Hawks. Una lesión de rodilla acabó con su carrera prematuramente, pero tuvo tiempo de ganar la NBA en Los Angeles Lakers en 1980 convirtiéndose así en el primer jugador latino en ganar la NCAA y NBA.

martes, 10 de abril de 2012

Jugadores en peligro de extinción: el poste pasador



Con la reciente incorporación de Sabonis en el Hall of Fame del Baloncesto en Springfield hizo que me volviese a picar la curiosidad por ver imágenes de este jugador. Más allá del debate que genera el “y si no se hubiese lesionado”, una cosa que me dejó asustado fue su capacidad de pase y como cada vez es más complicado encontrar jugadores interiores que generen juego a través de este recurso. Y es que Sabonis aparte de ser complicado de parar en posiciones cercanas a la canasta por su gran variedad de recursos a la hora de anotar, también era capaz de dirigir el juego de su equipo tanto en el poste bajo como en el alto. Quizás, el lituano sea el ejemplo por antonomasia de postes pasadores por la este hecho. Dominaba el pase en toda su expresión: desde un pase de béisbol, a uno de espaldas a canasta, tras un corte de un compañero estando en el poste alto, doblándola mientras penetraba e incluso simplemente rozando el balón cuando pasaba delante suya como hizo con la selección Lituana ante Yugoslavia.


Si tuviese que elegir el pívot que ha conseguido ser más determinante con el pase en la última década en la NBA no dudaría un segundo en nombrar a Tim Duncan. Él era ha sido el base de los Spurs durante todo este tiempo y prácticamente todos los ataques de la franquicia tejana empezaban con balón en el poste bajo para el de Islas Vírgenes. No fue tan exuberante como otros contemporáneos suyos a la hora de ejecutarlo, pero su función de director de juego de un equipo campeón lo colocan un escalón por encima de los demás en esta faceta.



En una liga donde las situaciones de 1x1 y la defensa individual tienen un valor importantísimo, aquel equipo que es capaz de dominar el pase demuestra una clara seña de identidad ante sus rivales. La franquicia que más personas evangelizó a través del pase fueron los Kings de Rick Adelman donde sus pívots, Vlade Divac y Chris Webber sentaron cátedra en el arte de hacer feliz al compañero. Esta pareja era bastante peculiar; por un lado tenías a Chris Webber, un all-around-player que era capaz de rondar el triple doble en todos los partidos y superar grandes cifras anotadoras, sin embargo mostraba un talento innato a la hora de pasar. Era realmente espectacular y original en esta faceta y destacaba especialmente a la hora de hacer pases por detrás de la espalda. Mientras tanto, Divac canalizaba más el juego desde el punto de vista de la dirección, reduciendo esas responsabilidades a jugadores como Jason Williams (por precipitación) y Mike Bibby (por su rol de tirador/anotador). Curiosamente en su último año en los Kings llegó a promediar casi tantas asistencias (5.3) como rebotes (5.7) por partido.




Dentro de los postes cuatro por cuatro capaz de aportar en gran cantidad en todas las facetas el más destacado de los últimos años ha sido el campeón de la NBA Kevin Garnett. Para encontrar un jugador interior con los registros de asistencias de The Kid en sus años de mayor nivel tenemos que ir hacia el primer Kareem Abdul-Jabbar cuando aún era llamado Lew Alcindor. Aún con el paso de los años no ha perdido el tacto con la asistencia y esta misma temporada hizo 8 contra los Blazers.




Por último y no menos importante hay que hacer referencia a la pareja interior de los Lakers formada por nuestro Pau Gasol y Lamar Odom. Entre ambos forman el máximo exponente, y quizás, el último resquicio de pareja interior pasadora en la élite de la NBA. Un jugador que absorbe tanto el juego como Kobe Bryant no podría tener mejores escuderos que éstos. Ambos tienen especial sensibilidad por el pase, especialmente Odom por su pasado en posiciones exteriores. Su habilidad de ejecución es magnífica, ambos son capaces de rebotear y lanzar el contrataque ellos mismos doblando para el pase (como podemos ver a continuación en el video de Pau). También son especialmente útiles a la hora de hacer el pase en las puertas atrás para jugadores exteriores.



Me he olvidado de algunos cuantos como pueden ser Brad Miller, Shaquille O'Neal, Joakim Noah, Frabricio Oberto, Rasheed Wallace o Luis Scola en la NBA o los Tomasevic, Vujcic, Prkacin, Garbajosa de Europa. La pregunta que lanzo al aire es: ¿Dónde están los postes pasadores del futuro? Pocos nombre se avistan en el horizonte. ¿Quién es el culpable de su desaparición? Yo creo que la especialización. A la espera de que alguien aparezca y me sorprenda, echaré de menos a un interior con esta capacidad tan peculiar y determinante para su posición.

viernes, 30 de marzo de 2012

Jason (Jay) Williams, una duda razonable.


Hace casi diez años, el gigante chino Yao Ming aterrizaba en EEUU en la primera elección del draft. Mucho escepticismo rodeaba esa elección, ya no sólo por lo exótico del fichaje (jugador chino, sin apenas experiencia contra rivales de entidad y físico propenso a lesiones), sino porque en la NCAA había un jugador que había roto innumerables registros y estaba predestinado a ser una de las grandes estrellas de la NBA en el recién estrenado milenio. Su nombre era Jason Williams, Jay cuando llegó a la NBA, venía de Duke y jugaba en el puesto de base.

Jason provenía de New Jersey donde fue galardonado con casi todos los premios posibles en el instituto, destacando su elección para el partido del McDonald's All American, donde se enfrentan los mejores jugadores de instituto del país. Era un base anotador, demoledor de la línea de tres puntos y con buenos instintos para el pase sin llegar a ser un director de juego. Rápidamente llamó la atención al mismísimo Coach K, que no dudó en reclutarle y darle galones en sus Blue Devils. Ya en su primera temporada se hizo con el puesto de titular y arrasó convirtiéndose en el mejor “freshman” de la conferencia ACC y entró en el quinteto freshman de la temporada. Las campanas empezaron a sonar y su nombre se convirtió en un fijo en las agendas de toda la liga profesional americana.

En su segundo año formó uno de los mejores dúos de la historia de Duke junto a Shane Battier, superando ambos los 700 puntos aquella temporada. Lideró a Duke en anotación (21.4ppp) y fue el primer jugador de los Blue Devils en liderar la liga en este apartado desde Dany Ferry (1989). Aque año 2001, Jason dejó un momento grabado para toda videoteca histórica de la NCAA. Se disputaba un partido de la liga regular en la ACC entre Duke y Maryland. Los de Mike Kryzewski iban perdiendo de 10 (80-90) a falta de unos 55 segundos y Williams anotó una entrada sin ninguna complicación. Maryland saca de fondo y Jay roba el balón y anota un triple forzado que deja el partido 5 abajo (85-90) y 48.7 segundos por jugar. Gary Williams (Maryland) pide tiempo muerto al que responde Duke con una defensa a toda la cancha que acaba con una falta personal antes de siquiera sacar. Un imberbe Drew Nicholas, que más tarde sería una estrella en Europa, falló los dos tiros libres y los de Duke, tras coger el rebote, hacen llegar el balón a Jason Williams que vuelve a tirar de tres tras un bloqueo en la frontal y pone a su equipo a 2. 14 segundos le bastaron para dar la vuelta al partido. Más tarde, Nate James empató y llevó el partido a la prórroga donde Duke ganaría el partido. Aquel año también fueron campeones de la NCAA contra Arizona y parecía que eso sería un broche genial a su carrera y daría el salto.



Pero no, Williams decidió seguir un año más en Duke donde volvió a hacer una temporada de ensueño. Hizo registros anotadores similares a la temporada anterior, su equipo volvió a ser el nº1 de la nación y finalmente fue galardonado con el premio a mejor jugador del año (Naismith y John Wooden). Por si esto fuera poco, acabó su carrera de Sociología en solamente 3 años. Eso sí, aquel año no acabó del todo bien para él. En el Sweet Sixteen (octavos de final) del March Madness los Blue Devils acabaron eliminados de forma sorprendente contra la universidad de Indiana liderada por Jared Jeffries. Williams volvió a ser protagonista del partido, ya que tras anotar un triple inverosímil a falta de pocos segundos que acabó con tiro adicional. Sin embargo, aquel lanzamiento libre no acabó entrando y fue apeado del torneo. Una pequeña mancha en una brillantísima carrera universitaria que culminaría con su dorsal número 22 retirado en el pabellón de su universidad.


Habían una gran razón para dudar de Yao y tenía nombre y apellidos. Finalmente, Jay Williams acabó siendo seleccionado por unos Chicago Bulls en su enésima temporada de reconstrucción. Su temporada fue del todo buena para lo que se esperaba, (alrededor de nueve puntos y cinco asistencias por partido) pero había dejado retales de jugador especial, siendo el primer novato desde Michael Jordan en conseguir un triple doble para los Chicago Bulls.

Sin embargo, su carrera acabó truncada al poco de terminar la campaña 2002-2003, a mediados de Junio. Jay cogió una moto de gran cilindrada que se había comprado una semana antes y salió a dar una vuelta sin casco. Sin darse cuenta acabó teniendo un aparatoso accidente en el que sufrió una rotura de cadera, acabó con los ligamentos de la rodilla rotos y con un serio daño en el nervio de una pierna que corrió riesgo de ser amputada. Los Bulls, pese a romper las condiciones de su contrato al realizar una actividad peligrosa, decidieron pagarle el “buyout” de su contrato (unos tres millones de dólares) para que pudiese costearse su larguísima rehabilitación.

Finalmente, tras unos intentos infructuosos de volver a la NBA en los que llegó a tener un contrato no garantizado con los Nets, Jason Williams trabaja como especialista en baloncesto universitario para ESPN y se dedica a dar charlas motivacionales.

Quizás estemos hablando de uno de los cinco jugadores más importantes de la última década en el baloncesto universitario y probablemente de toda la historia. Un error inesperado que no se podía imaginar en un alguien de la aparente madurez de Jay acabó truncando una carrera de all-star perenne. Ya lo decía Ruben Blades: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...”

*Publicado en Basket4us el 7/10/11

miércoles, 28 de marzo de 2012

Los inicios de Mullin en St. John's


Chris Mullin nació en Brooklyn allá por el verano del 63 en una familia de origen irlandés, humilde y, como no, católica. Era el tercero, de cuatro hermanos (tres chicos y una chica). Su padre, Rod Mullin, era inspector de aduanas en el aeropuerto Kennedy de Nueva York, mientras que su madre Eileen, se encargaba de la casa.

Chris “Mo” era un chico sencillo, de barrio. Su grupo de amigos era el mismo hace un dos o tres décadas que ahora mismo. Era tal su dependencia “del barrio” que tras empezar su exitosa carrera como jugador de baloncesto en el histórico High School Power Memorial (Manhattan), donde compartió equipo con Mario Ellie y donde Lew Alcindor dio sus primeros pasos colegiales, decidió cambiarse a un pequeño instituto de Brooklyn, el Xaverian H.S. Allí consiguió consagrarse como una de los jugadores históricos de instituto, logrando ganar el campeonato estatal de Nueva York en su año senior. Aquella temporada también obtuvo los títulos individuales de Mr. Basketball del Estado de Nueva York y ser nombrado jugador McDonalds All-American donde coincidió con un tal Michael Jordan. Ambos llegaron a jugar juntos en dos ocasiones en los JJOO (84' y 92) obteniendo sendas medallas de oro.

En esta primera fase de formación como jugador de baloncesto, también es conocida la afición de Chris Mullin por el playground. Se cuenta que solía ir a las canchas del Bronx y Harlem, barrios de mayoría afroamericana, para enfrentarse contra los mejores jugadores que poblaban la zona.

A la hora de elegir universidad, eligió a los Red Storm St. John's por encima de Duke, Notre Dame y Virigina. De nuevo, volvió a elegir sus orígenes por encima de todo. Pasaba de Brooklyn a Queens. A la hora de explicar que hacía en su periplo universitario dijo: “después del entrenamiento me voy a casa, como, estudio, salgo con mis amigos y duermo hasta que vuelvo aquí y tiro”. Los problemas con el alcohol que años más tarde explotaron durante su tercer año en la NBA, comenzaron de forma inocente en la universidad. Por aquél entonces era bastante conocido por su afición a la cerveza en los bares alrededor del campus y en el famoso Cuckoo's Nest, un famoso pub de Brooklyn.

El hombre que consiguió reclutarlo fue el mítico Lou Carnesecca, que entrenó en St. John's durante veinticuatro años. Cuando le preguntan a éste sobre Chris Mullin no vacila en decir que probablemente sea el jugador que más adoraba el juego y que mejor ética de trabajo tenía de los que había entrenado. Y es que “Mo” era famoso por ser una “Gym Rat”. Su gran sueño siempre fue jugar en la NBA y era consciente que para poder conseguirlo tenía que trabajar muy duro. Ya en su etapa de instituto tenía las llaves del pabellón para entrenar su tiro. En St. John's sucedía algo parecido. Larry Falabella, un asistente del Director del programa de deportes de la universidad, era el hombre encargado de pasarle el balón y coger los rebotes en sus sesiones de tiro. Más tarde se convirtió en uno de sus mejores amigos. Una vez le preguntaron como se conocieron y él contestó: “Yo era el tipo que le daba las llaves del pabellón”.


“Mo” no tardó en destacar en su periplo universitario. En el primer torneo que jugó para St. John's fue proclamado MVP y esa temporada llegó a firmar más de 18 puntos por encuentro. Mullin básicamente fue eso siempre: un gran anotador. Nunca fue el más rápido, ni el que más saltaba, pero gracias a la ya mencionada ética de trabajo se convirtió en un jugador de técnica depurada. Le gustaba chocarse con los rivales y para poder llegar a la línea de personal donde no fallaba casi nunca, pero con el paso del tiempo fue mejorando su lanzamiento hasta convertirse en un jugador de “catch&shot” en su último año. Más pronto que tarde empezaron las comparaciones con otros jugadores y no tardaron en mencionar a jugadores de la talla de Bill Bradley o del propio Larry Bird que estaba marcando una época en ese instante.

Tras acabar su ciclo universitario como Red Men logró proclamarse máximo anotador histórico, aparte de conseguir en tres ocasiones seguidas el premio a mejor jugador de la Big East (algo que no ha conseguido repetir nadie hasta ahora) y el premio John Wooden Award a mejor jugador universitario en su última temporada (1984-85). Aquella temporada fueron nombrados número 1 de la nación. Alcanzaron la Final Four, pero no consiguieron pasar de las semifinales contra su gran rival en la Big East, los Hoyas de Georgetown liderados por Patrick Ewing. Compartía equipo con jugadores famosos como Bill Wennington, pívot canadiense que jugó en los Bulls de Jordan; Walter Berry, una leyenda en el baloncesto español que jugó en el Real Madrid; o Mark Jackson, ex-base de Knicks y Pacers (donde también coincidió con Mullin) y actualmente entrenador de Golden State Warriors, donde Mullin es General Manager. En una entrevista para el New York Times en relación al nombramiento de Mullin como miembro del Hall of Fame, recordó que gracias a un partido de instituto en el que se enfrentó contra Mullin, Carnesecca pudo verle y años más tarde reclutarle.

Para ser conscientes de su dimensión como jugador universitario, se podría afirmar que tuvo mejor carrera allí que en la NBA y hay que recordar que en la liga profesional americana fue cinco veces all-star y llegó a promediar cifras anotadoras muy por encima de los 25 puntos por encuentro durante varias fases de su carrera. El mismo respalda esta opinión cuando ha sido entrevistado al respecto y no duda en afirmar que fue la mejor época de su vida. Fue cuando más disfrutó del baloncesto y en mejor forma estuvo.  

*Publicado en Basket4us el 12/11/2011